Competition in this pair is now closed. Source text in French Je pensais en route : Est-ce un grand mal de ne pas avoir vu Smara au soleil couchant, de ne pas m’être assis devant ces ruines, de ne pas avoir appuyé longuement mes yeux sur ses édifices, sur ses horizons ? – Peut-être pas. Je ne me sens pas d’humeur à imiter Chateaubriand sur le Forum romain.
Je ne suis pas venu ici pour cela.
Le corps : ces choses qui me préoccuperaient, ptôse des organes, les dos qui se voûte – ici peu importe.
Que peu de haltes encore j’espère – que peu de nuits ! Ces haltes, les dernières, quand il n’y en aura plus qu’une, que deux avec les chikhs, quelle valeur renouvelée elles prennent, elles prendront pour moi: le partage en cinq parts de la viande, le tirage au sort, etc., comme les dernières cerises les plus belles, au fond du compotier.
Le retour : en plus de cette joie profonde, admirable, venant de nos vies renouvelées ou plutôt hardiment poussées sur un chemin merveilleux – que je ne dirai point –, je songeais, avec quel plaisir, au bain chaud que je prendrais tout de suite – à la première minute –, au premier repas, à la première nuit. Ne plus avoir de poux, ne plus avoir si froid ou si chaud. Dormir dans un lit. Manger. Retrouver tout cela après deux mois très durs, l’acte accompli.
Marché hier soir de 5 heures et demie à 8 heures et demie à travers des vallonnements assez forts. C’est pendant cette marche que je me fis ces réflexions ; (…)
“SMARA. Carnets de route d’un fou du désert” par Michel Vieuchange Éditions Phébus, Paris, 1990. Page 218-219. | The winning entry has been announced in this pair.There were 9 entries submitted in this pair during the submission phase. The winning entry was determined based on finals round voting by peers.
Competition in this pair is now closed. | Pensaba durante el trayecto: ¿es algo muy malo no haber visto Smara al atardecer, no haberme sentado frente a esas ruinas, no haber posado largamente la vista en sus edificios, en sus horizontes? — Quizá no. No estoy de humor para imitar a Chateaubriand en el Foro romano.
No he venido a eso.
El cuerpo: las cosas que me preocuparían, la ptosis de los órganos, las espaldas encorvadas… aquí poco importan.
¡Qué pocas paradas todavía espero!¡Qué pocas noches! Estas paradas, las últimas, cuando ya sólo falte una, dos con los jeques, adquieren un valor renovado, lo adquirirán para mí: dividir en cinco partes la comida, el sorteo… como esas últimas cerezas, las más preciosas, en el fondo de la compotera.
El regreso: además de esa alegría profunda, admirable, que viene de la renovación de nuestras vidas o, más bien, de su prolongación audaz sobre un camino maravilloso —sobre el que no hablaré—, pensaba, con enorme placer, en el baño caliente que me iba a dar en cuanto llegase —lo primero de todo—, en la primera comida, en la primera noche. Ya no tener piojos, ya no pasar demasiado frío o demasiado calor. Dormir en una cama. Comer. Volver a todo eso tras dos meses muy duros, con la prueba superada.
Ayer por la tarde, desde las cinco y media hasta las ocho y media, caminamos por pendientes muy marcadas. Fue durante esta marcha cuando reflexioné sobre todo esto…
VIEUCHANGE, Michel: SMARA. Carnets de route d’un fou du désert [SMARA. Cuadernos de viaje de un loco del desierto], París: Éditions Phébus, 1990, 218-219.
| Entry #2621
Winner Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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10 | 2 x4 | 1 x2 | 0 |
| Por el camino me puse a pensar: ¿Acaso será tan malo el no haber visto Asmara bajo la puesta del sol, ni haberme sentado ante sus ruinas, ni posado los ojos un buen rato sobre sus edificios, sobre sus horizontes? –Quizá no tanto. Mi ánimo no está como para ponerme a imitar a Chateaubriand sobre la Arena del Foro romano.
No es a lo que aquí he venido.
El cuerpo: esas cosas que podrían preocuparme, la tisis de los órganos, la espalda encorvada – todo eso aquí es lo de menos.
¡Tan pocas paradas como me quedan –tan pocas noches! Esas últimas paradas, cuando ya no me quede más que una, que dos con los sikhs, qué tan renovado valor adquieren para mí, adquirirán: la repartición de la carne en cinco porciones, el sorteo, etc., como si se tratara de las últimas cerezas en el fondo del frutero, las más hermosas de todas.
El retorno: junto a este profundo júbilo, admirable, que proviene de nuestras vidas renovadas o, más bien, temerariamente empujadas por un sendero maravilloso –que para nada revelaré--, con cuánto placer evocaba yo el baño caliente que de inmediato me daría –a partir del primer instante, la primera noche misma. Ya sin piojos, sin sentir tanto frío ni tanto calor. Dormir sobre una cama. Comer. Volver a encontrar todo eso al cabo de dos meses tan duros, ya cumplida la acción.
Caminé la tarde de ayer desde las 5 y media hasta las 8 y media a través de las ondulaciones bastante pronunciadas del terreno. Fue durante esta caminata que estuve haciéndome dichas reflexiones; (…)
ASMARA. Apuntes de camino por parte de un arrebatado del desierto. | Entry #3196
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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7 | 1 x4 | 1 x2 | 1 x1 |
| De camino, pensé: ¿Qué tan malo puede ser no haber visto la ciudad de Smara al atardecer, no haberme sentado delante de sus ruinas, no haber fijado mis ojos durante largo tiempo sobre sus construcciones, bajo sus horizontes? A lo mejor no lo es. La verdad no estoy de humor para imitar al vizconde Chateaubriand en el foro romano.
No he venido aquí por eso.
El cuerpo, aquello de lo cual sí podría preocuparme, la ptosis de los órganos, la espalda encorvada, aquí eso poco importa.
Qué pocas paradas me quedan, espero. ¡Qué pocas noches! Esas paradas, las últimas cuando solo quede una, o solo dos junto con los chikhs, qué valor renovado adquieren y adquirirán por mí. Se compartirá carne en cinco partes, a suertes, etc. al igual que las cerezas más perfectas que queden en el fondo del frutero.
A la vuelta, además de esta alegría que me invade, admirable, proveniente de nuestras vidas renovadas o más bien empujadas intrépidamente hacia un camino maravilloso (del que no diré ni una palabra), fantaseaba, de forma placentera, con un baño caliente que ojalá pudiera tomar ahora mismo, con mi primera comida, mi primera noche de descanso. Ojalá no tuviera más piojos, ni tuviera tanto calor o tanto frío. Ojalá tuviera una cama para dormir, ojalá estuviera comiendo. Si encontrara todo aquello después de dos meses tan duros, habría entonces conseguido mi meta.
Al caminar, ayer por la tarde de las 5 y media a las 8 y media atravesando relieves bastante pronunciados, fue ahí cuando me planteé estas reflexiones; (...)
"SMARA. Diario de viaje de un loco por el desierto" de Michel Vieuchange, Ediiciones Phébus, Paris, 1990. Página 218-219. | Entry #2566
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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5 | 1 x4 | 0 | 1 x1 |
| De camino, pensaba: ¿es una gran pérdida no haber podido ver Smara al atardecer, no haberme sentado delante de esas ruinas, no haber posado mis ojos sobre sus edificios un buen rato, sobre sus horizontes? Quizás no. No estoy de humor para imitar a Chateaubriand en el foro romano.
No he venido aquí para eso.
El cuerpo: esas cosas que me preocuparían, la ptosis de los órganos, la espalda encorvada. Aquí poco importa.
¡Qué pocas paradas espero todavía, qué pocas noches! Estos altos, los últimos, cuando sólo quedan uno o dos con los chikhs, adquieren un valor renovado, lo adquirirán para mí: dividir en cinco partes la carne, el sorteo, etc., como las últimas cerezas son las más bellas, en el fondo del frutero.
El regreso: además de esta alegría profunda, admirable, que proviene de nuestras vidas renovadas o más bien intrépidamente conducidas por un camino maravilloso (que no revelaré), soñaba, con qué placer, en el baño caliente que tomaría nada más llegar (en el primer minuto), en la primera comida, en la primera noche. Ya no tener piojos, no sufrir ya demasiado frío o demasiado calor. Dormir en una cama. Comer. Reencontrar todo eso después de dos meses muy duros, el hecho consumado.
Ande ayer por la noche desde las cinco y medio hasta las ocho y medio a través de desniveles bastante fuertes. Fue durante esa caminata que me asaltaron estas reflexiones. | Entry #2636
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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4 | 1 x4 | 0 | 0 |
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Yo pensaba en ruta: ¿Es tan gran pecado no haber visto Smara a la puesta de sol, no haberme sentado ante sus ruinas, haber dejado reposar mis ojos en sus edificios, en sus horizontes?- Quizá no, No estoy de humor para imitar a Chateaubriand en el Foro Romano.
No vine aquí para esto.
El cuerpo: Esas cosas que me preocuparían, ptosis de los órganos, las espaldas que se encorvan - aquí poco importa.
¡Cuan pocos altos en el camino espero ya - Qué pocas noches! Estas paradas, las últimas, cuando no quede más que una, dos con los chikhs, que valor renovado toman, tendrán para mí: El repartir la carne en cinco partes, el echarlo a suertes, etc., como el valor de las últimas y más hermosas cerezas en el fondo del frutero.
El regreso: Además de esta alegría profunda, admirable,que nos llega de nuestras vidas renovadas o más bien, sacadas adelante con valentía por una camino maravilloso - y que no diré -, yo soñaba, y con qué placer, con el baño caliente que tomaría en seguida - en el primer minuto -, con la primera comida, con la primera noche. No tener ya piojos, no tener ni tanto frío ni tanto calor.Dormir en una cama. Comer. Reencontrar todo eso tras dos meses durísimos, con el deber cumplido.
Caminé ayer tarde de las 5 y media a las 8 y media por desniveles bastante abruptos. Y es durante esta marcha que me hice estas reflexiones; (...)
Traducido de "SMARA. Cernets de route d'un fou du désert" par Michel Vieuchange Êditios Phébus, Paris, 1990. Page 218-219.
| Entry #2713
Voting points | 1st | 2nd | 3rd |
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2 | 0 | 1 x2 | 0 |
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